Pero si ese descenso es constatable a nivel general, los medios encuadrados en la izquierda están consiguiendo llevarse la palma a los más casposos e irreverentes, esto último en sentido peyorativo puro. Programas del tipo "Estas no son las noticias", "Salvados de Jordi Évole" o el "Intermedio" son un buen ejemplo de ello. Líneas y guiones abiertamente tendenciosos, orientados a esa guerra política de baja intensidad y sumamente simplista entre izquierda y derecha, exaltación de tópicos progresistas, a cada cual más rancio, o pretendidas humillaciones a determinados personajes.
Y el problema no estriba en la falta de objetividad, algo cada día más inalcanzable, sino en la basura político-televisiva a la que se está dando lugar.
Un ejemplo; el programa de Évole sobre el 20-N. Temática casposa, chistes que llevan 33 años circulando por los entornos más penosos de la izquierda y tópicos y más tópicos. Hasta tal punto, que ver más de 10 minutos del susodicho programa se convertía en una acción heroica para todo aquel con un mínimo de buen gusto y sentido común.
Estos personajes, a años luz de la idea de periodistas, casi tanto como los del corazón, intoxican día a día desde sus estudios con una premisa clara; el simplismo y la mediocridad.
Que bueno que nosotros tenemos medios como El Manifiesto. Aprovechemoslo.