Hace una semana nuestros compañeros de la Asociación Cultural Fernando III de Sevilla organizaron un acto literario en homenaje al escritor Agustín de Foxá, al cumplirse medio siglo de su muerte. El evento había de realizarse en un Centro Cívico de la capital hispalense, que de manera previa había concedido permiso para que los escritores Aquilino Duque y Antonio Rivero Taravillo expusieran sus alocuciones como centro del homenaje. Sin embargo, desde el ayuntamiento sevillano, gobernado en coalición por PSOE e IU, se dio la orden de impedir la celebración del acto, que llegó a los organizadores la misma tarde en que había de tener lugar. ¿La razón? El homenajeado y los promotores no eran del gusto de los regidores del consistorio municipal. Así, como en otros eventos organizados con anterioridad, el Ayuntamiento de Sevilla volvió a vetar a quienes desde fuera de las instituciones oficiales tratan de dar impulso a la vida cultural de la ciudad. Se trata de una evidente censura con motivación ideológica, acometida por aquellos que desgastan por su utilización diario los sacrosantos términos de "Democracia" o "Libertad de Expresión".
Sólo así se entiende que un homenaje literario, encabezado por dos reconocidos intelectuales sevillanos, quede condenado al ostracismo por las autoridades locales.
Sin embargo, el gesto censor, con un claro sabor en su esencia a métodos de regímenes que otrora demostraron su tiranía sobre el este europeo, no fue suficiente para hacer fracasar el homenaje. Los miembros de Fernando III y la Asociación Cultural Ademán, improvisaron un auditorio a pie de calle para los dos escritores, quienes pudieron ofrecer sus discursos de tributo ante más de un centenar de sevillanos.
Pese a "los otros", un nuevo triunfo para la libertad de expresión.