miércoles, 12 de noviembre de 2008

¿Dónde está el problema?

El reciente asesinato de una menor de 14 años en Barcelona o el juicio a 3 jóvenes que quemaron viva a una indigente también en esa ciudad han creado una especie de alarma ciudadana en torno al comportamiento de los más jóvenes de nuestro país.
Los psicólogos y educadores de tres al cuarto han sido raudos y veloces; con vacua palabrería de manual han divagado acerca del papel de los padres, el vacío personal y bla, bla, bla, ya se sabe.
Nosotros, que quizás estemos desposeídos de esa sensibilidad socioemocional tan refinada de psicoterapeutas, pedagogos y educadores para la ciudadanía, vemos el problema en un ámbito sencillo pero tremendamente esencial; la educación. La educación en un sentido amplio.
No ose nadie confundirse y confundirnos con el citado, por cuestión de higiene política. Pero era buena, y mucho, la idea de Sarkozy acerca de la disciplina en los colegios. Detalles como levantarse ante la llegada del profesor o utilizar un protocolo dialéctico para comunicarse con él son claves para impregnar a los jóvenes alumnos de una idea; la del respeto. Respeto por el educador, quien tiene la importantísima misión de transmitir enseñanzas vitales para el desenvolvimiento de los futuros adultos. Respeto por quien ostenta una posición de superioridad lógica y Respeto por el mayor en edad. Y así, infinidad de ejemplos más, correctamente implementados, ayudarían en mucho a mejorar la deficiente educación de nuestros jóvenes.
Ejemplos que porten valores, valores relevantes y sólidos; el esfuerzo, la importancia de superarse, de la corrección en el trato con los demás, etc. Pero más allá; el desprecio el materialismo, la comodidad o la degradación personal son esenciales para procurar jóvenes con una salud mental equilibrada.
¿Qué es lo que hace un joven medio, en cambio? Tiene una relación demasiado relajada con sus profesores, prueban el alcohol y algunas drogas, blandas sobre todo, antes de los 15, se relacionan y socializan a través de ordenadores y programas webs, su ocio se basa casi exclusivamente en la noche y las nuevas tecnologías, permanecen ajenos a las preocupaciones y problemas de su entorno, desconocen el significado de palabras como coraje, honor o entrega, manejan dinero con una mala gestión, faltan el respeto en ocasiones a sus progenitores, se entregan con desmedida a las modas...
Siendo así el comportamiento medio, no nos pueden extrañar en exceso sucesos como los degraciadamente acaecidos.
Y mientras haya gente que se empeñe en que la solución se encuentra en la Educación para la Ciudadanía, las cosas seguirán así.