miércoles, 15 de octubre de 2008

12 de octubre

Este domingo 12 de octubre varias decenas de jóvenes granadinos y andaluces asistimos a la convocatoria realizada a título individual por miembros de Respuesta Joven para conmemorar el Día de la Hispanidad, bajo el lema -Contra la globalización, defendamos España-. El lugar elegido para la cita fue el bello pueblo de Pinos Genil, próximo a la sierra granadina y atravesado por el río que le da nombre. Concretamente, el acto se celebró en la Plaza de España, donde se asienta el consistorio local.
Minutos antes del comienzo de la concentración, programada para las 13:00, asistentes al acto repartieron entre los vecinos de Pinos Genil panfletos a color donde se les invitaba a sumarse a esta convocatoria, que queríamos convertir en una fiesta en la que participaran todos los lugareños.
Con unos 15 minutos de retraso, comenzó la celebración propiamente dicha, a la que precedieron algunas consignas coreadas por los participantes como "La globalización destruye tu nación" o "Aquí está la juventud de España". También hay que destacar las pancartas, manibanderas y estandartes preparados por los organizadores para la ocasión, y que dieron un gran colorido.











La intervenciones fueron tres. Primero, un joven simpatizante de la Asociación, leyó una sentida introducción en la que se decía:
"Hemos querido traer hasta Pinos Genil, este bello pueblo granadino, el entusiasmo de nuestra juventud.
Un entusiasmo que en el día de hoy, 12 de octubre, nos hace vibrar al recordar, con una mirada clara, limpia, sincera y sin segundas intenciones, toda la historia, los mitos, las conquistas, pero también los fracasos, de la nación española".

Posteriormente, intervinieron dos responsables de la Asociación. El primero de ellos leyó varias poesías de marcado carácter patriótico, entre ellas una de Rubén Darío y otra de Ventura Ruiz Aguilera, titulada Patria. Tal y como señaló con sus palabras;

"... nada mejor que algunos de los mejores versos en lengua castellana para celebrar este
insignie día".
"...la patria se siente, no tienen palabras, que claro lo expliquen las lenguas humanas..."

El segundo, pronunció un discurso en el que se clamó con fuerza y energía contra la globalización, fenómeno responsable de la desparación de las naciones y pueblos y sus identidades. Se recordó en el 200 aniversario a los héroes del 2 de mayo madrileño, para finalizar con una petición de compromiso y valor en la defensa de nuestra tierra.
"Yo me pregunto;¿Cuántos jóvenes han salido hoy a la calle a celebrar esta gran fiesta, a celebrar el día de todos los españoles? Pocos, muy pocos. Casi todos han olvidado sus raíces. Viven encerrados en un mundo de egoísmo dondo sólo prima ganar dinero, tener un buen coche o pasarlo bien el fín de semana..."

"Pongámonos en marcha y tomemos la iniciativa; que sean cientos los actos como este en los que las banderas rojigualdas ondeen al viento".

Mientras se sucedían los aplausos, enormemente prolongados para las intervenciones de los miembros de RJ, una vecina del pueblo se acercó emocionada y con lágrimas en la cara a uno de los oradores para agradecernos este acto; su hijo militar, murió hace un año, y nos comentó que ya nadie se acordaba de la bandera que él portaba en el brazo derecho de su uniforme.

Tras la finalización del acto en sí, nos dirigimos a un mesón cercano para celebrar una comida de hermandad. A pesar de la previsión de lluvia, el día lució espléndido, de modo que salimos a la terraza para comer junto al río Génil. Los comentarios, cambios de impresiones y el buen humor se sucedieron durante cerca de dos horas acompañados de una magnífica gastronomía de la zona, y del también magnífico trato de los dueños del restaurante, que incluso nos invitaron a 5 botellas de cava. Una inmejorable conclusión de jornada.

Que ha demostrado una vez más nuestra capacidad para organizarnos y llevar a la calle una respuesta juvenil y nacional, participando en la vida política de nuestro entorno, sin ayudas de instituciones oficiales, con el único medio de nuestro esfuerzo y consiguiendo la más absoluta normalidad. Esa que demuestran los agradecimientos de los lugareños o los níños jugando junto a nuestro acto.
Cada vez son más los jóvenes que abandonan el sofá y pasan a la alternativa.