miércoles, 3 de junio de 2009

Elecciones Europeas (IV)

¿Qué Europa quieren ellos? Quienes acaparan prácticamente toda la representación española en la cámara de Estrasburgo, PP y PSOE, disponen a diario de oportunidades para exponer su visión sobre la Europa que pretenden. Sin embargo, el juego político doméstico dificulta comprender con claridad cuáles son los proyectos de los grandes partidos para la Unión Europea.
En efecto, uno de los mayores problemas para determinar con nitidez la idea de Europa de las fuerzas mayoritarias es la política de bajos vuelos practicada durante toda la campaña electoral. En la mayoría de las ocasiones, las intervenciones van dirigidas a polémicas de calado nacional, obviando el necesario debate sobre la construcción europea. La utilización de los aviones del ejército para acudir a actos de partido, los famosos trajes de Camps o la gripe porcina en un cuartel madrileño han sido los temas más acuciantes a debatir desde hace una semana. Sin embargo, las grandes líneas que ambos partidos defenderán desde la Eurocámara han pasado a un segundo plano.
En la noche del lunes tuvo lugar un debate en Canal Sur entre tres candidatos en las listas europeas de los principales partidos; PP,PSOE e IU. Fue el representante de esta última fuerza, Willy Meyer, quien en una de sus intervenciones dio con la clave en torno a la postura de los dos grandes partidos; en los aspectos más relevantes, ambos poseen la misma visión de Europa.
PP y PSOE apoyan y auspician el Tratado de Lisboa, que aun con algunas reformas positivas no sigue incidiendo más que en el carácter burocrático y economicista de la unión. PP y PSOE hablan de defender los intereses españoles en Europa, pero ninguno aspira a realizar las reformas necesarias en el seno de la Unión para que ello sea posible, como es el caso de la PAC. PP y PSOE contienen en sus programas decenas de referencias al fortalecimiento de Europa en el plano internacional, pero siguen empeñados en rendir pleitesia transatlántica. PP y PSOE creen en la producción europea, pero no piden un aumento de los aranceles y restricciones a la entrada de productos chinos en el espacio comunitario.
PP y PSOE, en definitiva, hablan de una Europa muy lejana a lo que ha de ser la idea de una Europa en sentido sustantivo. Unida, fuerte y digna, solidaria y diversa en el interior y activa hacia el exterior.
Juan Fernando López Aguilar, cabeza de lista del PSOE, ha reafirmado con creces estos últimos días que votar a los partidos mayoritarios, en este caso a los autodenominados progresistas, es practicar el voto "anti-útil". Y decimos esto, porque las últimas intervenciones del ex ministro de Justicia han sentenciado lo que sucederá con la representación española en Estrasburgo; nuestros eurodiputados seguirán directrices dictadas desde Madrid sin defender en la eurocámara proyecto europeo alguno. Porque no lo tienen. No creen en Europa.
Hablar a los electores con el mismo tono y maneras que a un niño al cual se le explica que 2 y 2 suman 4, advirtiendo sobre los inmensos peligros de un Parlamento Europeo "¿nazificado?", tiene un nombre; infamia. Y dejar el proceso de construcción europea en manos de políticos de la talla de López Aguilar también tiene otro; estupidez.
Europa se construirá reformando el sentido de la edificación comunitaria actual.
Modificando el reparto de competencias entre los órganos, otorgando un mayor protagonismo al Parlamento y reduciendo drásticamente la iniciativa de la Comisión.
Potenciando la PESC (Política Exterior y de Seguridad Común) frente a otro tipo de organizaciones y grupos no europeos.
Protegiendo la producción agrícola y ganadera europea, lo que implica aumentar las cargas aduaneras para los productos exteriores.
Desarrollando y potenciando la dimensión cultural y la identidad Europea de la Unión.
Revisando la política exterior: Los acuerdos de asociación con países culturalmente no europeos y fortaleciendo los vínculos con Rusia, atendiendo con especial interés a la cuestión enérgética.
Estas y otras cuestiones han debido ser el centro del debate político. Para nuestra desgracia, el "progresismo" o la "derechización" del Parlamento han colmado todo el espacio político.