Primero porque pensamos. Porque frente a un mundo mecánico y frenético, marcado por la irreflexibidad, nosotros poseemos unas convicciones firmes. Ideas apasionadas frente a una gris realidad. Valores y actitudes que orientan nuestra conducta. Respuestas propias frente a realidades creadas por el ser ajeno.
Segundo porque ese pensamiento ofende y molesta. Sólo es prohibido aquello que incomoda. Y hablar de comunitarismo frente al mercantilismo, lo hace. De autenticidad frente a la ética de la moderación, también. Nada peor que una oposición radical al fondo, a la esencia misma de esta civilización capitalista.
He ahí el por qué del Pensamiento Denegado.
¿Aspiramos a revoluciones inmediatas? En absoluto. Sería algo estúpido y absurdo. De momento nos conformamos con mantener y difundir nuestra actitud crítica, nuestras ideas de rebeldía.
Afirmamos a Europa, a las naciones que la componen y la verdadera libertad.
Yeste es nuestro grito; subversión, juventud y autenticidad frente al imperio de la mediocridad. Nada más.