martes, 7 de agosto de 2007

Roma







A principios del mes de julio, 3 miembros de Respuesta Joven junto a uno de Alfonso X realizamos un viaje de varios días a Roma. Allí nos alojamos en Casa Pound, edificio ocupado por el Mutuo Sociale en su lucha contra la especulación y por una vivienda digna para todas las familias italianas. Esta casa constituye ya todo un símbolo de lucha y un referente para los militantes nacionalistas de todo el continente. En ella, además de tener su sede en la capital italiana el partido Fiamma Tricolore, se gestan las principales actividades en la cruzada contra la usura inmobiliaria y sirve de punto de encuentro para la juventud romana más idealista y comprometida.

Además de la estancia en Casa Pound, acudimos a otros lugares claves de este movimiento, como el pub Cutty Sark, la librería La Testa di Ferro o el último y más reciente edificio ocupado por el Mutuo; Casa d´Italia Prati. En conjunto podemos decir que esta organización, en colaboración con otros grupos y asociaciones, ha conseguido crear una verdadera red alternativa de lucha política frente a la sociedad oficial italiana, que lejos de estancarse avanza notoriamente día a día.

Por lo que, inevitablemente, la conlcusión no puede ser otra; Roma merece la pena, y mucho. El ejemplo de una juventud militante y comprometida junto a los paseos por el Foro Romano le inducen a uno a pensar que se encuentra en otra época, muy alejada del año 2.007.

Roma es un pequeño remanso de paz dentro de una Europa invadida por el estrés de los negocios en las grandes ciudades. Puede que a buen seguro sea la capital europea más caótica en lo que a tráfico se refiere, pero su estructura y fisionomía, sus calles, monumentos, la actitud de su gente la convierten en una verdadera excepción en la Europa de nuestros días.

Un auténtico océano de cultura, al que habría que dedicar plenamente varios meses para empezar a dominar.

En un momento en el que la identidad, las notas de autenticidad de las naciones europeas desaparecen agónicamente en pos de un mundo global conectado e integrado, ir a Roma es como tomar un soplo de aire fresco. Se trata de un gran vistazo al pasado, que a cualquiera llena de orgullo, y una pequeña esperanza para el presente, incrementada por la actividad incesante de los jóvenes, algunos no tanto, militantes del Mutuo Sociale.

Así es Roma, una verdadera alegría para los sentidos y un pequeño cargamento de optimismo para el espíritu.