sábado, 15 de diciembre de 2007

Un gran ejemplo.


Con motivo de la cumbre internacional de Bali sobre medio ambiente, un encuentro que nació con la intención de ser la avanzadilla de una revisión del protocolo de Kioto, hemos tenido la oportunidad de contemplar el enésimo fracaso dela comunidad internacional en esta materia. El motivo ha venido a ser más o menos el de siempre; EE.UU no está dispuesto a reducir sus emisiones en los niveles exigidos por la UE,mientras China esgrime su derecho a contaminar al igual quelo han hecho anteriormente las grandes potencias económicas.

En medio de este fiasco-teatro, los españoles tuvimos la desdicha de sentirnos sumamente abochornados por la intervención de nuestra magnífica ministra de MedioAmbiente, la señora Cristina Narbona. En su alocución ante la cumbre, defendió el modelo de desarrollo español como ejemplo a imitar. Un modelo, según ella, en el que el progresivo crecimiento económico va acompañado de unas medidas más acordes con la conservación y respeto del entorno natural.

Y no podemos estar más de acuerdo. El gigantesco crecimiento económico a golpe de ladrillo que hemos vivido en nuestro país en los dos últimos decenios, no ha podido ser más respetuoso con nuestro entorno. Desde Mazarrón hasta el Cap de Creus no se ha producido una sola lesión al paisaje. Nuestras costas, lucen desiertas, sin grandes edificaciones a 20 mtrs. de la playa. En Carboneras, no se ha construído una mole de cemento a la que casi roza el agua de las olas. En las Baleares, ese bello entorno costero isleño no ha sido devorado por construcciones casi imposibles de chalés para nuevos ricos y actores adinerados. En Murcia, no se dedica una sola gota de agua a lujosas urbanizaciones y campos de golf. En el desierto de los Monegros, en Aragón, se va rehabilitar el entorno con 32 casinos y 200 restaurantes muy ecológicos, sin ningún tipo de impacto visual. Y así un larguísimo etcétera.

Por todo ello,no podemos más que felicitarnos.

Gran ejemplo el español, señora Narbona.