viernes, 8 de febrero de 2008

Serbia, enésimo capítulo.

Boris Tadic se alzó finalmente vencedor de las elecciones presidenciales el pasado domingo. En la UE sonrieron, respiraron tranquilos. Nicolic y sus correligionarios hubieron de asumir, con rabia, la derrota. Kosovo, sus líderes-marioneta, entendieron que su proceso de independencia iba a ser menos traumático.
Este sería el resumen, en formato de teletipo, de lo acontecido en Serbia tras los pasados comicios electorales. Previmos que no iba a suceder nada extraordinario. Y así ha sido, por el momento. Ahora queda un periodo que va a estar necesariamente caracterizado por las piruetas políticas, ya que el actual primer ministro serbio Kostunica, se muestra reacio a la UE y frontalmente opuesto a la independencia kosovar. Lo que hará necesario negociaciones, mano izquierda y muchísimo intervencionisto desde Bruselas.

Ahora bien, en las calles Serbias el ambiente entre un sector considerable de la población es de ternsión. Y así quedó demostrado ayer, cuando varias decenas de militantes del movimiento juvenil serbio Obraz asaltaron una galería de arte en Belgrado que exponía, entre otras, la imagen de Adem Jashari, combatiente independentista kosovar, junto al cantante Elvis Presley.

Circunstancia que no obedece sino a la lógica más aplastante. El desmantelamiento forzoso y artificial al que territorial y moralmente se ha sometido a Serbia no puede ser, por mucho recuerdo doloroso de guerras y terribles sucesos recientes, un paseo tranquilo. Es normal que expresiones de rabia como la acontecida ayer florezcan en determinados momentos.