domingo, 2 de marzo de 2008

No es lo mismo

Hemos querido evitar, tanto desde este blog como desde las páginas de nuestro fanzine, cualquier clase de mención a los colectivos de extrema izquierda. Son varios los motivos que justifican esta determinación; el primero, es que lo consideramos una verdadera pérdida de tiempo. En un momento en el que vivimos procesos políticos, económicos y sociales vertiginosos, de una dimensión mundial, tiene poco sentido ocuparse de unas cuantas fuerzas verdaderamente anacrónicas y deshauciadas tanto en sus contenidos como en sus fundamentos. Nos preocupa la globalización, no cuatro desorientados histéricos. Segundo, dedicar a estos individuos más de lo estrictamente necesario, que es muy poco, supone hacerles una publicidad inmerecida. Tercero, ponerse a su altura, es llegar a caer muy bajo. Por eso, esperamos que estas sean las últimas líneas sobre ellos que ocupen en este espacio digital.
Este fin de semana han tenido lugar unos incidentes en el centro de Madrid de los que la prensa se ha hecho eco en buena medida. Como era de esperar, con el tratamiento habitual, ese que tanto vende y que ayuda a llenar unos pocos minutos de telediarios y tertulias políticas. Equiparando aquello que no tiene comparación. Y es que no es, ni remotamente, lo mismo, que una organización legalmente inscrita en el registro del Ministerio de Interior convoque una concentración legalmente solicitada a la Subdelegación de Gobierno y se acuda a ella ejerciendo un derecho civil, a que otros situados en frente acudan a esa concentración con un verdadero arsenal y durante varias horas se dediquen a producir todo tipo de destrozos en el mobiliario urbano. No es lo mismo, que mientras unos se dedican a realizar una labor política en la línea que estiman más conveniente, otros pongan todos sus esfuerzos única y exclusivamente en boicotear esa actividad. No es lo mismo que se criminalice a quien cumple escrupulosamente con los trámites legales para participar en política, y en cambio se trate de la manera más tibia a quien desconoce y desprecia esa legalidad. No son iguales quienes trabajan por unas ideas y valores que los que como única idea tienen "acabar" con quien consideran su enemigo. No son iguales los que se quejan de mano dura cuando sus actos, para los que se cumple con todos los requisitos, son prohibidos, que quienes lo hacen viendo autorizadas sus violentas manifestaciones sin que ni remotamente se hubiera llevado a cabo la correspondiente solicitud para la misma.
Es el colmo del cinismo hacer un llamamiento a una manifestación antifascista, con carteles en los que, con un léxico al que denominar lamentable sería hacerle un favor, se arremete contra la policía, los jueces y ese manido etc. Y, curiosamente, sin contar con permiso alguno, se marcha durante un kilómetro y medio siendo escoltados todos los manifestantes por la policía. Hecho que no hace mucho sucedio aquí, en nuestra ciudad.
Normalmente, esta circunstancia haría reflexionar a cualquiera con un poco de sentido común. El razonamiento sería sencillo; si aquellos contra los que afirmamos que nos reprimen de manera contundente, nos dejan hacer cuando, al menos en teoría, su obligación habría sido la de no dejarnos marchar, será porque en realidad la represión no es tanta. Pero claro, imaginar este razonamiento sería presuponer algo de lógica en aquellos en cuya mente habita solo el odio irracional y una necedad en abundancia.
Y es que no, no es lo mismo.